martes, 10 de febrero de 2009

El Wahoo, salida de pesca


Wahoo o peto, eso es lo que sostiene en sus manos Derek, uno de esos turistas repitentes que cada cuatro meses nos hacia una visita.
Venia con su mujer, ya estaban jubilados los dos, ella no gozaba de muy buena salud.
Por las tardes despues de la apertura del buffet o a media mañana compartiendo un café nos fuimos haciendo amigos.
Un día dejaron de venir.
Clientes de los que dejan de serlo, lástima no saber que fue de ellos.
Charlando de nuestras aficiones descubrimos que a ambos nos gustaba pescar, acordamos salir juntos contratando un yate para los dos por medio de la Marina Chapelín.
El Cuba, con su tripulación de contrastada experiencia, Lima y Jorge patrón y marinero.
Miércoles, mi día libre, franco como lo decían allí, ocho de la mañana, tremenda resaca.Primeros bandazos del barco y yo sacando la cabeza por la borda para coger aire. Las 4 varas en el agua, cada una con un señuelo distinto, siempre al troleo. Un banco de albacoras delatado por los pájaros, atentos a cualquier movimiento en el agua., buscandose el sustento, esperando resolver un dia más su alimento diario.
Un carrete rechinando, primera captura y Derek mostrando orgulloso su trofeo mientras Lima desanzuela al peje.
Es mismo día pegariamos dos barrracudas y otro peto, buen día de pesca en buena compañia, un buen barco y una gran tripulación.

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